Hace un par de semanas se me ocurrió improvisar un poco, e invité a cenar a mi esposa a un lugar que no me atrevo a calificar de diferente, porque de particular no tiene nada, pero si desconocido para mí. Reservé una mesa para los dos, tarea que resultó innecesaria en virtud de la escasa cantidad de gente que lo frecuenta, y por la noche acudimos al encuentro alimenticio. El lugar en particular es Olbia, un restaurant discreto pero que nadie debería dejar de visitar. Los precios son acertados, la ambientación es muy agradable y la comida… la comida es sobrenatural. Increíblemente buena, apenas mi paladar entró en contacto con esos ravioles de salmón rosado en salsa de camarones, una electricidad celestialmente lujuriosa recorrió cada papila gustativa elevándome en el aire a pura fuerza de sabores. Si, así de buena es la comida. Así que se hacen un favor a si mismos y van apenas tengan la oportunidad.
Hmmm… dulce figura…
Solo un detalle no terminó de cerrarme la velada: la música de fondo. Realmente había un contraste enorme entre la delicia que se derretía en mi paladar, la belleza que entraba por mis ojos con la forma del rostro sonriente de mi esposa, los vapores de perfumes que ascendían por mis fosas nasales… y la porquería de música que atormentaba mis oídos. Realmente de muy mal gusto y de muy mal acompañamiento para una velada que a todas luces tenía tintes románticos pero resultó musicalizada por los energúmenos de Airbag.
Impresión visual/sensorial de lo que sienten
mis oídos cuando escucho Airbag
De alguna manera, considero que la mala musicalización es un crimen contra la humanidad entera, especialmente cuando uno se encuentra en situaciones de las cuales no puede escapar o en las que colocarse un iPod y clavarse la discografía de Genesis no es algo que se encuentre disponible o sea socialmente aceptado. El primer ejemplo es el que acabo de traer a colación, pero el verdadero gran ejemplo son los casamientos. ¿Porqué cuernos los pseudo-DJs insisten en poner música tan horrible mientras la gente intenta conversar y comer el obligatorio pollo ceremonial sin el cual cualquier matrimonio parece condenado a la desgracia? Se necesita alguien que haga algo, alguien como el Hombre Pie pero con más glamour…
Algo así. O Johny Allon, lo que esté disponible
más de inmediato o por menos presupuesto.
Imaginemos que estamos en una cena, luchando contra el pollo seco y las ‘z’ mal pronunciadas de Enrique Iglesias. Por un breve instante preferiríamos que fuese Quiste Sebaceo cantando “Zeiz zeiz zeiz, la zifra de zatan!!”. Pero no, es este otro inadaptado social a quien odiamos no solo por cantar boludeces o por tener una verruga deforma en la cara, sino por haberle dado murra a Anna Kournikova. ¿No sería conveniente y desable que por la puerta entre una vengadora y con su lazo impacte un certero latigazo en la consola del DJ, cambiando la música por Me & Bobby McGee? ¿No sería increíblemente más awesome si en lugar de la clásica musica de “Wonder Woman” escuchásemos “Janis Joplin”, cantadito como si fuera la música de la otra heroína, y fuera la mismísima Janis, resurrecta de sus cenizas cual ave fénix vengadora, quien llegue para rescatar nuestros oídos y mentes de la tortura maligna de la pésima música de fondo?
Wonder Janis Joplin Woman no necesita un avión
invisible, ella tiene un Mercedes-Benz
(chiste para entendidos)
3 comentarios:
jajajaja... Sí, no hay nada que le venga mejor a un casamiento que musicalizar con "Ball and Chain", "Get it while you can" y "One night stand" =P
jaaaaaa sssssee!!! janis tiene un mercho!
No paro de reirme de la foto de la Mujer Maravilla (la primera, claro esta!)
jajaajajajajaa
buenísimo.
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