viernes, 10 de diciembre de 2010

Como Expresarse Correctamente Respecto al Sexo Femenino

Jabba
¿Así que sos un gordo baboso que te gusta piropear
a las mujeres? ¡Acá te dejo una lista cortita pero
intensa sobre los mejores piropos para gritarle
a los bagartos que salen a correr en calza por la
plaza de tu barrio!


Ahora prolijamente vamos a poder gritarle a las chicas:

  • Mamita, estás más buena que mear un caloventor
  • Mamasa, estás más buena que ponerse un antifaz en la chota y hacer teatro infantil.
  • Bebota, estás más buena que asaltar una librería y fotocopiarse el culo hasta que se acabe el toner.
  • Morocha, estás más buena que comer comida mexicana y después jugar a la casita abajo de las sábanas.
  • Petisa, estás más buena que ponerle Rivotril en la sopa al abuelo y tatuarle un bigote gracioso mientras está dormido.
  • Chiquita, estás más buena que cagar al aire libre.
  • Pendeja, estás más buena que regar un Gremlin.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Obsesión

En la oficina siempre tuve la desgracia de quedar ligeramente aislado del núcleo de actividades del resto del equipo de trabajo. O estoy atrás de una columna, o estoy en otro piso, o estoy al fondo donde no se puede llegar fácilmente, etc. Siempre estoy cerca, pero con alguna barrera conceptual que me separa un poquito. En donde estoy ubicado ahora no solo estoy separado ligeramente de mis compañeros de proyecto, sino que no tengo a nadie al lado. O al menos no lo tenía hasta hace un par de semanas. Y estoy seguro de que es un pervertido.

Oh, si.. mira ese codo adolescente... tan firme... tan sensual... súbete las mangas hijo...
Algo así. Pero diferente.


Tanto tiempo sin nadie en un radio menor a los 5 metros me ha convertido en una persona sensible respecto a mi espacio personal y al contacto físico humano accidental. Ahora que tengo a este merodeador permanente instalado al lado, inevitablemente el aura de mi percepción sensorial siente la presencia de un extraño en las cercanías, en particular cerca de mi codo derecho. Ocasionalmente algún cable, auricular, hoja, cuaderno o mochila toca mi codo, y eso me pone extremadamente sensible. Demasiado tiempo aislado del contacto humano, y ahora siento que en cualquier momento me tocan el codo, me paro, le parto la laptop por la cabeza al grito de “¡¡Soltame el cooodooo eeeennnferrrmmmoooo!!”.

KAPOW! PUM! TRASH! MIAU!
Algo así. Pero ninguno es un gatito. Y no estamos
en el bosque, estamos en la oficina. Y no lo
ataco con mi garra, sino con su propia laptop.
Y hay más sangre. Pensándolo bien, no se
parece en nada a esto.


A veces lo veo que habla por teléfono con un tal Jorge, quien asumo que es otro pervertido adorador de codos igual que él. Puedo sentir como clava su mirada lujuriosa en mi codo mientras le responde a su interlocutor, ansioso de tocarlo con un cable o con su propio codo, tan suave y ágil como sucia y pervertidamente. Creo que voy a empezar a venir de mangas largas a la oficina, estar sentado acá de mangas cortas mostrando el codo me siento como una zorra… COMO UNA ZORRA. Seguro le gustaría que viniera con algo que tenga un agujero en el codo, lo que el debe llamar “escote de codo” o “escodote”.

Había uno que decía "coditos con salsa de queso". Agradezcan que no exploré más esa idea.
La hora del almuerzo no es más tranquila.
Frecuentemente deglute productos como estos,
algo que para él debe representar un sensual
festín alimenticio.


Esto no pasaba cuando tenía a un conocido en el lugar de este acodosador. Seguro, había toques con el codo, incluso una exagerada cantidad de halagos y chirlos en los glúteos, pero todo de una forma inocente y masculina. Este sujeto de camisita mirando fijamente con deseo al punto de flexión de mis extremidades superiores es algo que me incomoda. También creo que se hace el que está trabajando y cuando puede me saca una foto del codo con el celular, lo hace creyendo que no me doy cuenta, pero que esté con los auriculares todo el día no me hace un ente desconectado de su entorno. Seguro en su casa tiene una habitación entera empapelada con fotos de codos que saca acá en la oficina, en el subte, colectivos, bares, etc.

Escena de "Grandes Codos Latinos" Escena de "Codos Adolescentes Calientes"
Seguro esto lo excita. Y seguro que se baja películas de rehabilitación
de lesiones en el codo. Y va mucho al traumatólogo.


Empiezo a creer que me está afectando incluso fuera de la oficina. El fin de semana tuve que pedir indicaciones para llegar a una heladería, y quien tan gentilmente me daba instrucciones sugirió como camino “seguí derecho dos cuadras, hacé el codito y doblá a la derecha” pude sentir como se me bajaba la presión. Presa del pánico, golpee a ese anciano con su propio andador y corrí por mi vida. Mientras corría me pregunté a mi mismo porque esa obsesión erótica con los codos, afortunadamente la internet tenía la respuesta: un codo bien flexionado se parece a un culo:

Para mi que es un codo.
La eterna pregunta de la humanidad:
¿Culo o Codo?

jueves, 18 de noviembre de 2010

Natalicio

El ritual de llegada a la oficina es siempre el mismo: llego, me sirvo café, me sirvo agua, abro el cliente de correo electrónico corporativo y veo siempre ese mail-corporativo-que-no-es-spam-pero-que-en-otras-circunstancias-si-sería-spam que anuncia en tono rimbombante “¡Cumpleaños!”. Diariamente llega esta notificación, dispuesta sobre una imagen de globos y confeti, que nos recuerda quienes cumplen años el día de la fecha. Claro, esto sirve a dos propósitos: que el homenajeado sienta que al menos una máquina sin emociones se acuerda de su cumpleaños; y que sus compañeros de trabajo se acerquen a saludarlo con la doble intención de ver que trajo para comer o hagan el reclamo pertinente en el eventual caso que quien debería estar de festejo en su casa no haya tenido presente entre sus obligaciones para el día de la fecha satisfacer el hambre ajeno.

Uno de los tres necesita aflojarle a los sanguches. Adiviná cual...
(nom nom nom) ¡¡Feliz (nom nom nom) cumpleaños!!
¿Vos quien (nom nom nom) eras?


El día de hoy reviso esa lista de proveedores alimenticios gente cumpleañera, y me encuentro con un sujeto llamado “Ofir”. En serio, “Ofir”. Por un lado, ¿cuan mal padre se puede ser para nombrar a tu hijo “Ofir”? Por otro lado ¿cuan buen padre hay que ser para ponerle a tu hijo un nombre que sería más apropiado para un ser mitológico?

+1 para Rafita por el uso creativo de un cucurucho para improvisar un disfraz
Él también es un ser mitológico


Personalmente, al pensar en el nombre “Ofir” inmediatamente tengo la imagen mental del dios de la almohada. Los griegos y nórdicos tenían dioses para todo, y me resulta poco comprensible que luego de depositar tanta sabiduría en las almohadas del mundo mediante el uso de la expresión “lo voy a consultar con la almohada” con excesiva frecuencia, las mismas no tengan un dios propio a quien al menos poder consultarle algo de vez en cuando.

Escena relacionada: las chicas del camping een Jason X
“Ofir” y un amigo expresan su ira con la raza humana
haciendo una tradicional lucha de almohadas


Para quienes todavía no estén convencidos de la posibilidad de “Ofir” como un dios mitológico, escuchen lo bien que suena en el contexto adecuado:

El cielo sonó en un estruendo ensordecedor, y de entre las nubes se escuchó la voz de Ofir proclamando “por su ofensa, no volveréis a dormir en paz, vuestras almohadas serán arruinadas para siempre”. Y así fue como tuvimos que inventar la Cervical Rest.

 

Dude, you have a nipple on your face
Aprovechamos que de todas formas el dios de la almohada
ya estaba enojado, e hicimos esta abominación. Los más
cancheros insisten en usar la expresión “lo voy a
consultar con las mellizas

viernes, 12 de noviembre de 2010

No Tan “Super”

Ya en su momento hablamos en este post acerca Superman y la perspectiva filosófica que representa como crítica a la humanidad. Pero pensando las cosas dos veces, Superman no era taaan super, solo tenía la propiedad de estar rodeado de imbéciles y buenos para nada entre los cuales no tenía demasiadas dificultades en sobresalir.


No sos nadie, Superman. Hacés delivery y se te
engancha la capa en los cestos de basura.


Acepto algunos de sus poderes que le permiten desafiar algunas leyes físicas elementales como “la gravedad” o “agarrar un avión en caída libre es imposible, te hacés pelota las manos”; pero cualquier ventaja que pudiese aportarle queda oculta bajo el manto de lentitud mental de quienes lo rodean. Y todo culpa de ese par de lentes hipster que usa en la oficina: lo único que cambia de Clark Kent a Superman son los lentes. Cierto, también cambia el outfit, pero el método de identificación primario es el rostro (caso contrario la gente nos desconocería cada vez que nos cambiamos de ropa).

thursday superman impossibles
Aparentemente otro superpoder es la inversión
automática de la orientación del pelo. También tiene
su debilidad, por lo que ponerle polvo de kriptonita
en el peine hace que esté todo el día despeinado
(practical joke preferida de la oficina).


Que sus compañeros de oficina (y el mundo en general) falle a ver la diferencia elemental que hay entre un redactor del diario El Planeta y el superheroe más poderoso de todos revela el grado de involución mental que poseen los periodistas en general. Pero plantea una interrogante: ¿Si Clark Kent se olvida los lentes en la casa, toda la oficina cree que fue a visitarlos Superman?

pointing
- ¡Oh Dios mío! ¿Ese no es Superman?
- Mm… no, creo que es Clark Kent
- Pero no tiene lentes, y el pelo está para
el otro lado
- Entonces es Superman, no queda duda


Esta misma situación confundiría a cualquier oftalmólogo, puesto que al colocarse y sacarse los lentes con frecuencia para realizar ajustes el paciente estaría cambiando permanentemente entre Clark Kent y Superman. Personalmente me sentiría muy confundido, renunciaría a mi trabajo y saldría a robar o algo similar. Lo fundamental, sin embargo, es considerar la infinita diferencia que hace usar un par de lentes a la hora de pasar inadvertido en la sociedad. Y si le funciona a Superclark, Kentman o como se llame, tiene que funcionar para todos de la misma forma.

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El de la izquierda es Lex Luthor. El de la derecha no tengo
ni la menor idea de quien se trata. Creo que trabaja en una
Shell cerca de casa.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Visitantes Inesperados

En el último tiempo algo particularmente destacable afectó la vida de la mayoría de los argentinos, y si bien para la mayoría el trámite fue más rápido de lo que esperábamos la expectativa al respecto fue tan grande que ocupó hojas enteras de diarios, horas enteras de transmisión televisiva e infinitos cafecitos de oficina. No hablo del hecho que la Mole Moli haya ingresado al programa “Cuestión de Peso”, suceso que podría marcar la retirada definitiva de ese Shrek humano del mundo del boxeo, sino que me refiero al censo nacional.

Censo Ferrari Censo Francesecolli
Cada 10 años se homenajea a Censo Ferrari y
a Censo Francescolli, por eso el feriado.


Pero todo este asunto de vanguardia estadística estuvo teñido por el opaco e indeseable color de la inseguridad que todo mancha a su paso, y que está vigente con mayor fuerza que nunca. Los medios indicaban que la gente “tenía miedo” del censo y de que malhechores haciéndose pasar por supuestos encuestadores lograsen ingresar a nuestras viviendas para robarnos el LCD del que todavía debemos unas 45 cuotas. Comenzó el pánico, enormes cantidades de personas diciendo que van a responder el censo por el intercomunicador o con la puerta entreabierta, los canales oficiales insistiendo en que no hay que llegar a tales extremos y que “los que no se censen se van a tener que meter la planilla en el ojete”. Los más delirantes tenían miedo de ser embaucados por los encuestadores y que en realidad se tratase de Testigos de Jehová que, una vez instalados cómodamente en el living, se dediquen a lavar las mentes de los “encuestados” en forma progresiva.

El bigote de Anibal Fernandez tiene su propio bigote. Es lo más elegante que vi en toda mi vida.
El bigote de Aníbal Fernandez dijo que se trata solo de una
Censación” de inseguridad.


¿Pero cual es el problema en tener un perfecto extraño en casa haciendo preguntas medio boludas como “¿El baño tiene cañería y salida a la cloaca?” o “¿Pasó alguien la noche en la residencia?” (las respuestas correctas a ambas preguntas son “No, vivo en un 7mo piso, pero cago adentro de un balde y después lo tiro por el balcón” y “Si. TU VIEJA”)? En realidad no es ningún problema, nuestros hogares son permanentemente invadidos por extraños de todos las variedades… o al menos eso es lo que las publicidades intentan hacernos creer.

Miren, es Johny Bravo!
- ¿Amor? ¿Que está haciendo Mr. Músculo en el dormitorio?
- Me está desengrasando el horno.
(tiene doble sentido… piensen)


Según las pautas publicitarias de los últimos años es perfectamente normal que cualquier boludo o colección de boludos se materialicen absolutamente de la nada en nuestros hogares siempre y cuando vengan con el endorsement de algún producto. Así, Mr. Músculo entra por la ventana sin preguntar si ve que tenemos problemas en la cocina; la morochita de Vanish se nos aparece en el lavadero si ve que tenemos una mancha difícil de sacar; la tropa de tarados de Colgate se meten en el baño cada vez que te mirás fijo al espejo más de 2 segundos; y diversos sujetos pelados aparecen tras la puerta de la heladera si tenemos que hacer que la tarta sea “más liviana” (aparentemente Casancrem puede torcer las leyes de la gravedad y hacer que el agregado de queso crema facilite la flotabilidad de los comensales).

Hola bombón, soy la gota de Magistral
Ocasionalmente la situación se pone sobrenatural y te
aparece la gota de Magistral. Es como el unicornio de
los detergentes o algo así.


Otra cosa que aprendimos es que si te toca el timbre cualquier salame como Fabián Gianola o Anita Martínez y te propone un “desafío”, la gente los deja entrar sin problemas, hasta les deja a su cuidado a los niños y les da ropa interior sucia con suficientes muestras de ADN como para que nos puedan clonar sin problemas. Si permitimos todo eso solo para ver si nos regalan un paquetito de Ariel y un repuesto de Harpic… ¿Porque carajo hubo gente que no quería dejar entrar al censista?

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