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”El Oso Rulo”
Soy un tipo por lo general cariñoso, incluso hasta cargoso podría decirse, y quienes me conozcan al menos un poco sabrán que no miento ni exagero, en especial mi esposa, quien es víctima de prácticamente la totalidad de mis ataques de cariño. Se que incluso puede llegar a resultar cargoso, pero soy un tipo que se caracteriza por cierta ternura y dulzura que rebalsa de mi ser como si de miel de maple se tratase y que deja mi piel suavecita, patinosa y con brillo propio.
Existe la posibilidad que no sea un
tipo dulce, pero que en realidad tenga
un problema.
Pero así como suelo repartir mi cariño sin demasiado problema, en la misma medida pretendo que me sea devuelto al menos en un porcentaje pre-acordado respecto de la suma inicial entregada a la víctima; y prefiero que la devolución sea en forma de mimos matutinos, mucho más efectivos y tolerables que el estridente sonido de la alarma que en vano intenta devolverme al mundo real solo para descubrir que por más temprano que me despierte igual sigo llegando tarde al trabajo.
El verdadero motivo por el cual
uno llega tarde al trabajo.
Pero volviendo a los mimos matutinos, siempre pensé que sería muy gracioso alertar a mi querida esposa de que quiero ser despertado de esa forma y se tome las indicaciones en forma literal… MUY literal: despertarme la mañana siguiente, una hora tarde como siempre, sin ningún tipo de caricias o tiernos besos que me arranquen del letargo, sino más bien con mi esposa con la cara pintada de blanco, vistiendo boina y remera rayada, y que al verme salir del reposo me indique con elevado tono de voz “¡Hace una hora que estoy haciendo de mimo acá al lado tuyo! ¡Hice la escalera, trepar la soga, la pared invisible y mil cosas más! ¡Y te despertás recién ahora! ¡Vestite que se hace tarde!”.
- ¿Y llegaste a horario al trabajo?
- Maaasooomeno
2 comentarios:
no hay nada como una cariñosa pero violenta cuchara matutina!!!!
menos mal que te causa gracia y no es algun tipo de fantasía matutina, en dicho caso deberías tratarte
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