La especie humana, especialmente la condensada bajo la forma de argentinos y algún subconjunto de uruguayos más alineados con nuestras costumbres que con las propias, tuvo su punto cuspital evolutivo en la década del 90, y desde entonces todo ha sido una involución permanente. Favaloro, Borges, Fillol, todos eclipsados por los medios de difusión masiva, observaron como la cultura subía peligrosamente rápido hacia su techo, contra el cual choca violentamente para luego desplomarse nuevamente al grito de “aylaputaquelopariótechodemierda” hacia el piso, contra el que encontrará un digno rival. Pero momentos antes de soportar el duro golpe contra las baldosas, podremos observar esta decadencia en plan retrospectivo. También podremos observar una moneda de 25 centavos y una porción de pizza que descansan bajo el sillón, pero no viene al caso.
El techo de la mediocridad que todo lo empuja hacia abajo te
dice el tamaño apropiado de una milanesa extra-large
Antes de los 90 la gente pensaba, o al menos lo hacía mientras no estaba entrenando sus mentes en las artes de la pelotudez marcial enseñado en las películas del gordo Porcel; pero esta década infame, de la mano de Carlos Menem, trajo un nuevo elemento de regresión mental a nuestras vidas llamado Marcelo Tinelli. Luego de tomar este pico de evolución alcanzado con esfuerzo, sudor y anfetaminas, decidió devaluarlo rápidamente mediante los concursos de bloopers, haciéndonos creer que los seres humanos que se hacen daño a si mismos de forma estúpida son muy cool y se merecen un premio.
Representado en la imagen: Evolución según VideoMatch
El siguiente paso fue quitarnos el sentido de la adultez, para entretenernos con un dinosaurio medio pelotudo cuya principal gracia consistía en agarrarse la cara. Y claro, que mierda más va a hacer ese dinosaurio del orto, si de adentro del traje no podía leer los carteles de los asistentes de cámara.
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Dos nominados al premio Nobel discuten acerca del
existencialismo. También hablan del partido de
Talleres y a cual de las chicas de RRHH de
la oficina le “darían”
Una sucesión de cámaras ocultas, chistes de pésimo gusto, imitaciones de funcionarios públicos en momentos de crisis política y demás artilugios estupidizaron a la teleaudiencia durante años. Era hora de un nuevo paso: suprimir cualquier intento de creatividad a razón de sustituir los segmentos humorísticos por coreografías de 30 segundos, las mismas que luego serían llevadas a la práctica por famosos y vedetongas de todo tipo. Y cuando el desfile de estrellas no podía caer más bajo… las reemplazó por elementos inanimados.
Gente adorando una inerte barra de carbón
Honestamente, toleramos el éxito del baile del caño con cierta facilidad. En primer lugar porque pudimos celebrar la victoria de la industria metalúrgica como sinónimo del poder, la resistencia y el desarrollo; y en segundo lugar porque verlo era como ir a un cabaret, pero sentado en el sillón de casa, con la patrona al lado sin quejarse y comiendo un sanguche de milanesa. Pero no contentos con eso, trajeron su alma mas destructora: el anulador de mentes por excelencia, el buque insignia de la pelotudez, el embajador de la disfunción neuronal, el canciller de la mente en blanco…
En esta esquina, con un peso de 89kgs y un coeficiente
mental de 3 puntos… Fortzilla! Ahora que lo pienso como
si fuera una criatura prehistórica dispuesta a atacar
Tokio, no le encuentro la diferencia con
el Dinosaurio Bernardo
En serio, preferíamos un caño de acero inoxidable, al menos le daba un toque de elegancia al programa y lo creíamos en condiciones de ganarle una partida de dominó a un ave de corral. Pero la Chocoloca vino para quedarse, y no creo que podamos hacer mucho para evitarlo, así que es mejor conservar la calma, ignorar la situación, tomar un buen libro y ¡OH DIOS MÍO QUE DEMONIOS ES ESO!
Si, inventaron a Tito. No es trascendental como “inventaron la penicilina”, pero no podemos negar que ese amasijo de algo parecido a un humano es un invento propio de los productores del programa. En si, Tito representa un escalón inferior en la cadena evolutiva, puesto que es idéntico en concepto a Fort, pero está totalmente impedido del habla y la movilidad, lo que hace suponer que sufrió una embolia o desgracia similar y lo mejor que podemos hacer por él es reirnos en su maldita cara. De hecho, que no hable y no se mueva es hasta una ventaja, porque anula las dos características más molestas que tiene Ricardo Fort: que se exprese y que se mueva, lo que da señales de que sigue vivo. Al fin una buena, parece que nos estamos encaminando a ¡¡¡¡AH, ¿¿¿PERO VOS ME ESTAS JODIENDO, Y ESTO QUE MIERDA ES?????!!!!
Meet the motherfucking real-size cardboard poster of Tito
Por disputas legales, el Stephen Hawkins descerebrado que era Tito ya no puede aparecer en el programa. Y convengamos que si S. Hawkins sin cerebro es equivalente en concepto a una tira de asado, si a esta tira le quitamos el poco rastro de movilidad que le queda entonces el Tito de cartón es equivalente al tope de goma que evita que la silla del mencionado físico se vaya hacia atrás.
Recapitulando, el esquema involutivo sufrido a lo largo de estos 20 años de televisión Tinellista es el siguiente
- Gente normal
- Gente idiota con tendencia a caerse
- Dinosaurio de gomaespuma equivalente a Barnie
- Gente bailando realmente mal
- Caño de acero inoxidable
- Ricardo Fort
- Tito
- Tito de cartón
Evaluando este patrón, puedo calcular quienes van a ser las siguientes estrellas del programa:
A) Un montón de pelo B) Un vaso con agua sucia
C) Un globo desinflado
D) Un cartel con la letra “a” E) Una piedra
Elijan sabiamente… entre estas cinco opciones reside la próxima estrella televisiva que cambiará la forma de entretenimiento de generaciones.
1 comentario:
Es buena la piedra. Candidata interesante. 40 ptos de rating cuando hable más que Tito. Buena novia para Fort... lo que si no me la imagino con siliconas todavía. Todo un desafío para la televisión de hoy en dia... xD
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