lunes, 16 de noviembre de 2009

Tell Me What You Want (what you really really want)


Forma incorrecta de comenzar un post:
con las Spice Girls en lo que parece ser
gravedad cero



El fin de semana volví a ver buena parte de la película El Perfume: Historia de Un Asesino, en la que un sujeto de nariz poderosa empieza a matar jovencitas para crear el mejor perfume del mundo, fórmula luego plagiada por la colonia Pibe's (la favorita de Michael Jackson). Más allá del comienzo o final de la película, que no voy a revelar para no ofender a quienes no hayan tenido el gusto de ver la producción fílmica y pretendan sorprenderse en la escena final en que el protagonista se coloca su propio perfume y todos se creen que es un ángel, la forma en que que desarrolla la historia me transmitió esa sensación invisible pero tangible que suena mucho a "el que escribió esto realmente quería trabajar en una perfumería pero nunca se le cumplió el sueño".


Al igual que el protagonista de "Y donde está el piloto?",
el pibe de "El Perfume..." aparentemente también
tiene un problema con la bebida



Es un recurso cinematográfico perfectamente válido, sin embargo: hacer que el protagonista encarne los sueños de fama y gloria del director/guionista, totalmente sepultados por algo llamado "Vida real". Ahora, considerando que a la mayoría de los mortales les gustaría ser directores de cine, deberían estar conformes con lo que tienen como oficio. Entiendo perfectamente que aprovechen las herramientas que tienen a mano para de alguna manera poder vivir sus sueños frustrados, lo que no entiendo es porque siempre intentan vivirlos por medio de animales. Si hay algo de lo que ya tenemos suficientes son películas de mascotas deportistas/superhéroes/cool que intentan vivir una historia de fantasía para hacer sentir mejor a un tipo con un megáfono que grita "¡¡¡corteeeeee!!!!" como un enajenado ante cualquier cosa fuera de lugar en la toma, y que todavía no logro discernir si el sueño de su vida era ser basquetbolista o arruinarle una hora y media de su existencia a la mayor cantidad de gente posible.



Si flaco, entendimos. Querías ser deportista, ya está,
dejá de hace películas con perros con más destreza
que vos para cualquier tipo de competencia



Diferentes creo que son los que dirigen películas de superhéroes, porque aunque a nadie le molestaría ser Batman (imposible decir lo mismo de Aquaman), no se tiene la impresión de que el sueño oculto del director sea exáctamente ser un ricachón que tiene una vida nocturna oculta: de hecho, eso ya lo tiene sin la necesidad de vestirse de murciélago. Y si se viste de murciélago, es por pura elección fetichista de su parte. En la vereda opuesta se encuentran los directores de Godzilla, King Kong o cuanto calamar gigante haya dando vueltas en formato DVD, estas personas tienen serios problemas que cualquier psicólogo estaría más que contento de adjudicar a los ebrios y descuidados de sus padres.


¿Destruir Tokio? Pero si es el sueño de cualquiera...



lunes, 9 de noviembre de 2009

My House, In The Middle Of The Street

Viernes por la noche, después de una no tan agotadora jornada laboral más plagada de reuniones y jugar juegos de zombies en la oficina que de árduo trabajo, con mi esposa compartimos un agradable momento frente al televisor divirtiéndonos con el fulgor de las imágenes de un programa televisivo educativo, repleto de datos interesantes y cientificamente comprobables. Sobre casas embrujadas.


Podría haber sido Splatterhouse 3, pero no.
Era infinitamente más estúpido.



Tras reponerme del shock inicial que me genera ver cualquier tipo de programa que contenta personajes fantasmagóricos, no pude evitar analizar lo que estaba viendo; en parte porque necesitaba algo para poner en este blog semi-abandonado y en parte porque desviar la atención hacia otras cosas evita que me de miedo y me largue a llorar como niña chiquita.


¡Oh Dios mío, quítenlo de mi vista! Es tan
grotesco, tan fantasmagórico, tan
horripilante... no puedo tolerarlo ni un
segundo más



La conclusión de mi análisis es que todos estos programas están guiados por un hilo conductor invisible (no porque sea un hilo conductor fantasma, sinó porque no se encuentra inmediatamente a la vista) que hace que todos termine pareciéndose mucho entre sí. Veamos:
  1. Familia aparentemente feliz se muda a una nueva casa o departamento. De inmediato sienten una sensación extraña pero deciden ignorarla.
  2. Comienzan a suceder un par de cosas extrañas en la casa. También deciden ignorarlas. Ignoran a los niños en todo momento.
  3. Algo realmente jodido ocurre, revelando los verdaderos poderes del espíritu que los amenaza, o alguien sale severamente lastimado por causas no sencillas de determinar. Todos sospechan de que se trata del marido que golpea a la esposa y a los hijos.
  4. Se va todo al carajo y llaman a un especialista que les confirma la presencia de un espíritu o entidad demoníaca. El especialista no es un chanta como todos creemos, aparentemente son expertos en serio.
  5. Se mudan de la casa y la alquilan o venden a otros (presumiblemente sin aviso alguno de que está infestada de espíritus con sed de venganza y quilombo)
Tras ver esta misma situación en repetidas ocasiones, mi mujer consideró oportuno preguntarse "¿Porque este tipo de cosas pasan más en USA que en el resto del mundo?", inquietud que sirvió de inspiración para este post.


¿Porque? Porque USA es fucking awesome.
Y punto.



La explicación a tal índice probabilístico responde al menos a dos hechos íntimamente vinculados entre si, y que repasaremos a continuación. En primer lugar, Estados Unidos debe poseer el mayor número de garcas por metro cuadrado de todo el continente (seguido estrechamente por Argentina, quién pierde en proporcion por tener mucho terreno y pocos habitantes, pero el volumen de garcas sigue siendo altísimo), algo que se nota sencillamente en el hecho de que alquilan o venden casas llenas hasta el techo de espíritus sin avisar nada a los siguientes inquilinos o propietarios.



Decir "invadida de almas en pena" es poco marketinero,


mejor vendela como "propiedad rebosante de vida


y emociones"



La otra alternativa responde a la posibilidad de que la cantidad de casas embrujadas en territorio estadounidense realmente sea de 12 o 15, pero todas son propiedad de la cadena televisiva que produce el programa acerca de este tipo de menesteres y sean ellos mismos quienes la siguen alquilando o vendiendo y luego aceptando nuevamente sin reclamos cuando los propietarios se quejan del "asuntito jodido ese del fantasma que hace 2 meses no nos deja dormir y le dió un infarto a mi tía Gertrudis". Cláramente ambos hechos se vinculan en que los productores del programa son unos garcas que en lugar de mostrar diferentes casas poseídas por espíritus muestran siempre la misma y siempre el mismo fantasma, solo van rotando la gente que es molestada por el mismo.



Una casa llena de muertos en la que no pasa
nada demasiado interesante... ¿Donde habré
visto eso antes?

viernes, 6 de noviembre de 2009

Mentes Peligrosas

Si me engañas una vez, es culpa tuya.
Si me engañas dos veces, es culpa mía.
Si me engañas n veces, es un algortimo.


¿Y si me engaño a mi mismo? Soy siempre culpable, porque lo hago a propósito y soy consciente de que me estoy engañando, entonces en realidad no me estoy engañando, me estoy auto-convenciendo de algo que no es real. Pero... ¿Y si me engaño a mi mismo sin darme cuenta de que me estoy engañando? He aquí el asunto que hoy nos ocupa, la capacidad para mentirnos a nosotros mismos en ciertas oportunidades. Y ser tan tarados como para no darnos cuenta.


CUIDADO
Esta máquina no tiene cerebro, use el suyo.
¿Y para que quiero la máquina?



A todos nos ha pasado: despertarnos por la mañana, vestirnos, peinarnos, desayunar, tomarnos el colectivo, escuchar la alarma de un auto cada vez más fuerte, sin comprender que está sucediendo, finalmente despertarnos sobresaltados y observar como el reloj marca que nos estamos levantando con más de 45 minutos de retraso: todo ese dejo de responsabilidad que sentíamos era ficticio, virtual, simulado, una mentira elucubrada por nuestra mente para que sigamos durmiendo. Una vez despiertos, empezamos a comprender porque de golpe el colectivo se convertía en un barco o la persona sentada a nuestro lado era Polino. Nos guste o no, nos hemos mentido a nosotros mismos como unos tarados. ¿Los motivos por los cuales la mente nos juega esta mala pasada? Estamos a punto de develarlos.


El viejo duelo de la mente contra el cuerpo.



La mente y el cuerpo no se agradan, eso lo sabemos todos, y es por eso que la mente se dedica a engañar al cuerpo permanentemente. Distorsiona la imágen en el espejo para que nos veamos flacos cuando estamos gordos,distorsiona el tamaño de las porciones para que creamos son más pequeñas, y también nos hace creer que estamos despiertos y activos cuando en realidad seguimos en profundo reposo sostenidos en los brazos de Morfeo. Esta técnica le permite al manojo de neuronas alojado entre nuestros oídos seguir descansando unos momentos más, aunque en realidad sus motivos son mucho más oscuros. Nuestro subconsciente odia cada uno de los aspectos de nuestra vida, se está revelando contra los mismos y planea destruir nuestra vida vacía y llena de disgustos.


Bueno cerebro... yo no te agrado
y tú no me agradas...



Odia nuestro trabajo, odia tener que venir hasta nuestro trabajo, odia a nuestro jefe, a nuestros padres, al vecino, la carrera universitaria que elegimos, hasta los cubiertos que compramos en Colombraro. Odia todo. Nuestra mente es como un pequeño emo-flogger deprimido con sed de venganza. Por eso insiste en que sigamos durmiendo todas las mañanas, para que nos quedemos dormidos y lleguemos tarde, nos despidan del trabajo, reprobemos materias o nos olvidemos de pagar la expensas y de esa forma contribuir a hacer nuestras vida aún más miserables. En cierta forma, es como vivir con el enemigo.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Me Pareció Haber Visto...

El algún momento cubrí el delicado asunto de los parecidos, y como en diversos momentos de mi vida fuí comparado con sujetos de toda índole, desde los relativamente agradables, pasando por los tolerables y finalmente emparentado con cierta lacra social impresentable. Eventualmente descubrí un nuevo parecido para mi persona, y creo que es de los que mejor me caen hasta ahora:


Es lo mejor que puedo hacer con
lo que la genética me dió.



Esta iluminación me hizo reveer el asunto que ocupó ese post anterior y el de hoy también, no porque haya estado viendo TVR y su video número 147 millones acerca de parecidos, demostrando que para tener un programa de televisión no hace falta ser original, sinó tener un brevísimo momento de clarividencia y luego repetirlo hasta el hartazgo. Una vez alcanzado el hartazgo de los televidentes, repetirlo indefinidamente para llenar tiempo de aire a falta de mejores ideas.


Mientras genere dinero:
a) Consiga mediática
b) Quítele todo su talento
c) Póngala a bailar en tanga
d) Repita



Volviendo al eje central del post, quiero relatarles un caso muy curioso que afecta a un familiar directo pero de quien no voy a dar el nombre para evitar ser juzgado por mis pares (en el mejor de los casos) o cagado a trompadas (en el peor de los casos). Este familiar se supone que durante su juventud era notablemente parecido a Luis Miguel, aunque hasta ahora no he encontrado un solo documento que testifique dicho parecido. Un simple ejercicio de imaginación nos revela a un tipo muy fachero, elegante, capaz de rendir a cualquier dama a sus pies, quizás no con la destreza de Barry White pero si con cierta facilidad.


ANTES



Conozco a esta persona, he estrechado su mano, me sentado en la misma mesa que él y hemos compartido conversaciones diversas. Es este conocimiento el que hace que no pueda creer bajo ningún punto de vista el parecido que le atribuyen en su jueventud, puesto que ahora que se encuentra ligeramente entrado en años, es más bien parecido a este otro sujeto:


DESPUÉS



No es que tenga algo de malo parecerse a Ricky Maravilla, de hecho especular con el archi-conocido misterio de "que tendrá el petiso" puede jugar a favor de uno en ciertas conquistas. Pero de ninguna forma ayuda a explicarse como alguien pasó de parecerse primero a Luis Miguel y luego a Ricky Maravilla. Ampliando los horizontes y la mente, se me ocurren algunas de las siguientes posibilidades:
  • Catástrofes naturales
  • Ser habitado por una forma de vida alienígena
  • Ser sumergido en ácido para luego emerger del mismo como villano en un comic de Batman
Hasta donde me lo permite el conocimiento, la persona de quien les hablo no se ha visto nunca expuesta a este tipo de situaciones. ¿Que nos revela esto? Que el asunto de los parecidos no solo es absolutamente relativo a los ojos de quien hace la comparación, sino que además es susceptible a modificaciones a medida que pasa el tiempo; con esto en mente no pierdo la esperanza de parecerme a Brad Pitt en uno lapso comprendido entre los 3 y 5 millones de años.
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