lunes, 15 de marzo de 2010

Call Center

El hombre tiene dos fijaciones particulares respecto a las mujeres: por un lado creemos que tocarles bocina es un piropo muy fino y delicado; y por otro creemos que tener el número de teléfono de una mujer es un pase directo a llamarla e inmediatamente tener relaciones sexuales con ella. No digo que suceda siempre de esa forma, pero es un común denominador. Esta necesidad de poseer números de teléfono ajenos durante mucho tiempo implicó el acarrear una agenda y una lapicera a todos lados, al menos para los más organizados, los que siempre vivimos surfeando la ola del “no se que va a pasar dentro de 15 minutos” llevamos solo la lapicera y nos vamos tatuando los números de teléfono en el brazo solo para llegar a casa y descubrir que la tinta fue absorbida por la piel o, en su defecto, por la remera nueva que ahora luce una adorable mancha azul en el costado izquierdo.

Ace
Fabricado para boludos como vos que se
manchan la ropa y quieren que les sople
la nuca Fabián Gianola


Con el correr del tiempo afrontamos la derrota que supone que la mayoría no esté dispuesta a darnos su número de teléfono privado y nos hemos vuelto más proactivos al respecto: ahora somos nosotros quienes vamos por la vida dando nuestros números de teléfono a cuanta damisela de glúteos firmes se cruce en nuestro camino en la esperanza oculta de que alguna, al menos una siquiera, nos haya considerado lo suficientemente interesantes y atractivos como para llamarnos. Sin embargo, andar por la vida diciendo “dale, anotá.. uno, cinco, cinco, dos, cuatro…” es lo menos glamoroso que hay y probablemente sea un esfuerzo inútil en pos de los flacos resultados que semejante actitud podría obtener. Por eso, inventamos la tarjeta de negocios.

1508 - male ringing business card
No importa que diga la tarjeta, el mensaje que queremos
transmitir es el siguiente: “Estoy disponible


Recientemente me encontré con el caso de una dama quien, en virtud de su nuevo lugar de trabajo y los nuevos contactos realizados, ahora posee una generosa colección de tarjetas de negocios, todas pertenecientes a ingenieros, en su cartera. Seamos honestos, la situación es totalmente comprensible dado los atributos físicos y la simpatía que desborda la persona de quien les estoy hablando: cualquiera se sentiría tentado de darle una “tarjeta de negocios” aún sabiendo que su estado civil y el anillo en la mano izquierda indican que es casada. Lo que no comprendo es porque un ingeniero tendría una tarjeta de negocios.

catapultbusinesscard
Tengo que reconocer que de todas formas es
bastante impresionante.


Entiendo tener una tarjeta de negocios de un plomero, o de un service de lavarropas, o incluso de alguien que repare ascensores: uno podría encontrarse en una situación en la que necesite un plomero con urgencia y celeridad ante una emergencia, o en la que necesite ser rescatado de un ascensor cuanto antes para evitar orinarse encima y la posterior humillación pública; pero… ¿en cuantas ocasiones uno requiere los servicios de un ingeniero AHORA MISMO? Seamos honestos, cualquier producto de ingeniería medianamente serio requiere al menos unos años de trabajo, ¿que posibilidades hay de que uno requiera de contactarse con un profesional del rubro con absoluta desesperación y apuro?

c22_22415051
¿Hola? ¿Ingeniero? Si… le comento… tengo un edificio
que se cayó, sabe, está de costado. ¿Lo podrá enderezar
para viernes a última hora o sábado a la mañana?

1 comentario:

Desencantada dijo...

Es como decís vos, no importa lo que diga, lo importante es el teléfono. Pero posta que no garpa que ustedes nos pasen el número. Es SU trabajo pedírnoslo y también llamarnos. Porque si no nos van a llamar para qué carajo lo piden? Eso te saca la cabeza. Forros.

Besos =)

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