miércoles, 7 de abril de 2010

Protección

Deportes extremos, ¿a quien no le gustan? Todos necesitamos de cuando en cuando sentir la adrenalina corriendo por nuestras venas, estimulando cada músculo, aturdiendo nuestras neuronas al mismo tiempo que las pone hiperactivas y en estado de atención permanente. Así, con esta necesidad a flor de piel el hombre se involucra en actividades riesgosas como el bungee jumping, tomar el paseo del tren fantasma en un parque diversiones, las peleas karatekas contra osos salvajes hambrientos o incluso pararse en la entrada del estadio de algún equipo de fútbol del conurbano bonaerense y gritar “Aguanten los Backstreet Boys, y si no les gusta vengan de a uno que me los banco, manga de trolos no asumidos”.

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Para algunos, eso podría llegar a
ser DEMASIADA adrenalina.


Como estas seguro de que tu hombría y tu esfínter son capaces de tolerar la emoción, te anotas para hacer algo medianamente extremo, como por ejemplo un curso de parapente. Manejas hasta el cerro no se cuanto, subís en una telesilla o teleférico, los cuales por el precario estado en el que se encuentran son ya de por si bastante riesgosos y estimulantes por si mismos, y luego obedecés ciegamente al instructor que te indica como colocarte el equipamiento de seguridad, consistente en un casco igual al que usan los skaters y unas rodilleras presumiblemente adquiridas en el mismo local para tennagers rebeldes que el casco. Siendo honestos, el equipamiento de seguridad es puramente visual, nadie sobreviviría a una caída desde semejante altura ni envuelto en 400 kg del plástico con burbujitas que se usa para envolver productos delicados, en parte porque el parapente no tomaría vuelo con semejante peso y en parte porque el 95% de las burbujitas estarían reventadas por algún empleado que se aburrió en el depósito donde lo guardan. Casco y rodilleras son tan útiles como usar repelente para mosquitos bajo el agua. Sin saber nadar. Con el pie lastimado. En una playa repleta de tiburones hambrientos. Que son parte de un experimento científico y son mitad tiburón mitad cyborg. Y tienen lasers.

057
Pollo haciendo bungee-jumping con el mismo nivel
de equipamiento de seguridad que vos. Y ninguno
de los dos sabe volar.


Sin embargo, a pesar de lo absurdo que resulta, el recién iniciado en el deporte extremo no dejará nunca de utilizar el equipamiento de seguridad indicado por el instructor, no vaya a ser cosa que se rompa el parapente y justo te caigas arriba de la playa con los tiburones-cyborg. Suponiendo que el paseo se realice sin inconvenientes, saciado de su necesidad de adrenalina, el señor volverá a su casa contándole la experiencia a un amigo por el celular mientras excede los límites de velocidad. Porque si te lo dice un instructor a punto y estás cagado de miedo, haces caso de todas las instrucciones de seguridad; pero si te lo dice una campaña de seguridad vial entonces te entra por una oreja y te sale por la otra.

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Si Jorge, no sabés, ¡es una experiencia hermosa!
¡Uy, te dejo, el auto se salió de la carretera y
no tengo puestas las rodilleras!

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