Vení Que Te Vacuno

¡Malditos sean Steve y Bill! ¡Estoy harto de que se rían de
mi blog! ¡Me las voy a cobrar todas juntas cuando
empiece a vender iWinPod 7!

Esta urticaria mental en forma de blog ha vuelto para incrementar una vez más el índice de picor (o picosidad, como prefieran) de sus aburridas y, probablemente, esponjiformes mentes. Pero no se sientan mal, no es su culpa haberse vuelto una especie de infrahumanos incapaces de resolver cálculos matemáticos simples para quienes el cotidiano acto de atarse los cordones se vuelve más y más complicado día a día, al punto tal que algunos han decidido pasarse definitivamente al bando de los que usan mocasines. La culpa, queridas mascotas, es del supermercado chino ubicado lo suficientemente cerca como para sacarnos de un apuro pero lo suficientemente lejos como para cagarnos de frío lo mismo.

¡Maldito seas Pin Chi Lin! ¡Volví a ir de mangas cortas
porque el mercado queda cerca! Seguro vuelvo después
a comprar tecitos antigripales. Y de paso llevo leche,
que no hay. Y una gaseosa.

Este trastorno de lentitud cognitiva, sin embargo, no lo propician los lácteos y congelados cuya cadena de frío es rota al menos 3 veces diarias, o esas galletitas de textura grumosa pero precio absurdamente bajo fabricadas en el conurbano bonaerense y que supermercados Jumbo no tiene en góndola: la culpa es de la música. Verán, los compañeros orientales saben poner solo dos tipos de música: o bien se trata de cumbia, o bien se trata de alguna pedorrada en formato compact-disc solo conseguible en su propia tierra repleta de duendecillos místicos y que, por puro sentido común, debe ser el equivalente chino de la cumbia. En cualquiera de los dos casos, me resulta increíblemente difícil aislarme de esos acordes maravillosos que inundan cada centímetro disponible entre las góndolas y que nos llevan a la inevitable pregunta ¿Llevo yerba con palo, sin palo, o me vuelo los sesos con una Magnum .45 para no escuchar esto nunca más? Yerba con palo en mano (recordemos que venía a comprar leche y gaseosa) uno se dirige a la caja, espera al chino decir “ton cuatlo tincueta”, le paga y se va. Y para acompañar el frío se lleva esa musiquita de mierda en la cabeza, que acompaña perfectamente todo el recorrido, la subida al ascensor y al menos 10 minutos más de la tarde.

Conozcan al “Nestor en Bloque” de Beijing. Le gustan
los paseos por la playa y la comida casera.
Colecciona mariposas y en este momento es fugitivo
por asesinato triple premeditado, con agravantes por
mearse en la escena del crimen y dejar un cartel de
”Puto el que lee”. Es de géminis.

El viaje al supermercado chino nos ha dejado una musiquita que ocupa un lugar semi-permanente en nuestras mentes, probablemente desplazando alguna habilidad perfectamente útil como atarse los cordones, que intenta repetirse sin parar para ser escuchada por un tercero y pegarse en otra mente cuanto antes. Este patrón de “eliminar información –> replicarse –> contagiar a nuevos huéspedes” es claramente el patrón de reproducción de un virus, lo cual trae luz al intentar aclarar porque los médicos diagnostican “es un virus que anda dando vueltas”  tanto para una gripe como para una fractura expuesta, pero sigue sin aclarar porque fui al chino a buscar leche y gaseosa pero volví con un paquete de yerba.

Las flecha gorda indica la parte del cerebro que ha sido
invadida por “Pasión De Sábado”, eliminando un 100%
del amasijo de neuronas destinado a controlar los
esfínteres y explicando la diarrea incontrolable del
paciente. La flecha finita viene a acompañar a la
otra flecha para que no se sienta sola.

¿Preocupados? Hay cosas peores, como el virus Fort, que no viene en los chocolates sino que esta presente en cada medio de información posible en rotación permanente. Prácticamente no hay escapatoria, a cada minuto van a tratar de anularte mentalmente con esa presencia nefasta, es lo más parecido a un apocalipsis zombie que nos va a tocar vivir en mucho tiempo. Todo dependerá de tener un buen antivirus mental a mano, o de dar de baja el cable.

 
En este contexto, un apocalipsis zombie sería no solo
deseable, sino que incluso calificaría de "adorable”.