Empatía: Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro; es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que un individuo diferente puede sentir (según RAE y Wikipedia).
Me gustaría decir que estaba sorprendido al ver la noticia, pero la verdad que este país nos ha sorprendido en formas tan extrañas e inoperantes con la suficiente frecuencia como para que una noticia de semejante envergadura parezca normal y casi previsible. Así, cuando uno se entera que absolvieron a Callejeros de los cargos que pesaban sobre ellos respecto al juicio por lo acontecido en Cromagnon, y acompañado a eso se entera que de momento ningún imputado irá preso, no se sorprende. Lo comenta, se siente mal, resopla un “que injusticia”, pero en el fondo no se sorprende ante la ineficacia de un sistema de justicia tan precario como el que se supone nos protege de las inclemencias de la vida en sociedad. Pero hay algo que falló aún más que el designio de un juez, falló la empatía. Falló la capacidad primordial de los seres humanos de acompañar a los otros en su sufrimiento.
Primero fallaron los jueces, personas a quienes no me siento capacitado para criticar por desconocer absolutamente cualquier aspecto de su formación profesional, aunque reconozco que podrían haber señalado a más culpables por el asunto y así saciar la sed de justicia de los padres, tíos, abuelos, hermanos, novias y demás familiares de las víctimas. Primera falla a la empatía, la de un sistema que se supone es justo con todos pero permite a los culpables deambular libremente por las calles y provoca a otros lágrimas eternas por la ausencia de aquellos que ya no están más.
Son estos que están sido liberados de toda culpa los segundos en la lista. Sinceramente no comprendo como Patricio Fontanet y el resto de los integrantes de la banda Callejeros se han hecho injertos de titanio en la cara para animarse a siquiera pensar y analizar la posibilidad de tocar en vivo nuevamente. Porque honestamente, yo soy caradura, pero el rictus facial es más débil que la vergüenza que podría llegar a invadirme en semejante situación. Solo por que sucedió lo que sucedió, Callejeros tendría que haberse retirado de la escena musical de una vez y para siempre, y no planificar nuevos álbumes o presentaciones en vivo. A ver si lo entienden: su música, su presencia, su sola existencia es símbolo de dolor y un asco tan visceral como solo un padre que ha perdido su hijo puede sentir. Por empatía, Callejeros no debería seguir existiendo, y por sentido común no debería seguir vendiendo discos y entradas en la forma que lo hacen.
Y así llegamos al tercer punto, los fanáticos y seguidores de una banda cómplice del asesinato de 194 personas. Si fueran humanos, no hubieran comprado un solo disco más, ni hubieran ido a un solo recital más, ni hubieran colaborado con la perspectiva de crecimiento artístico de una banda que claramente no lo merece. No hacía falta volverse en su contra en forma violenta, alcanzaba con no apoyarlos más, no consumir nada relacionado a su música y dejar que se extingan como cualquier pequeño fuego sin un oxígeno que lo alimente. Por falta de empatía hacia el llanto de un hermano que ahora no es hermano sino que pasó a ser hijo único, Callejeros sigue existiendo y sigue llenando estadios mientras fuera los padres se deben manifestar con carteles y la foto de su hijo colgada al cuello, mientras los parlantes a todo volumen impregnan el aire con la misma canción que podría haber sonado en el momento que la tragedia ocurrió, pero excepto que esta vez seguirá sonando como si nada hubiese ocurrido.
Hoy no falló la justicia, por sobre todas las cosas falló la conciencia que nos diferencia de los primates evolucionados. Falló la empatía. Fallamos como humanos.
2 comentarios:
Comparto la indignación y quiero aclarar algo que hasta ahora no veo que nadie haya analizado: el juicio no fue inoperante, al contrario, las condenas y absoluciones fueron correctamente dadas...ahora ¿por qué digo esto cuando los cínicos de callejeros quedaron absueltos? Pues paso a explicar: simplemente la acusación estaba mal hecha, fueron acusados de "estrago doloso" (o sea, CAUSAR estragos directamente con la posterior muerte) por lo cual obviamente quedaron inmediatamente absueltos. En cambio si se los acusaba de HOMICIDIO CULPOSO (hacer algo sin querer que cause la muerte) no iban a zafar tan fácil.
Ojalá se difunda o algo.
Esto me hace acordar a algo que pasó en la UNRC y que magicamente parece haberse olvidado. El rector no solo se postuló nuevamente, sino que ganó las elecciones...y que cambio???
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