Como si fuera un camaleón que cambia el tono de la piel, hoy he decidido tomar otra apariencia diferente: voy a ponerme tras la delgada epidermis de un funcionario del gobierno y le voy a explicar a usted señor lector, un pedacito de la verdad. Tengo que reconocer que es una piel bastante estirada, estos peces gordos que ejercen la política siempre tienen algunos kilos de más; pero permítanme ponerme cómodo y en papel. Listo, acá vamos.
Buenos días, ¿como le va? A mi y mis compañeros de tendencia política nos va bárbaro, no podríamos estar más contentos. Por fin, democracia mediante, hemos vencido a la tirana opresión de los grandes capitalistas que pretenden acapararse todo el dinero en sus bolsillos estirados a fuerza de apretujar dólares. Cualquier día de estos, el fútbol nos va a pertenecer, ¿sabía? Sabemos lo harto que está de prender el televisor los domingos y contemplar la tribuna cuando preferiría ver a los jugadores, y como nos gusta tener muy contentos a los habitantes de esta gran nación, vamos a poner nosotros el dinero necesario para que usted pueda ver todos los partidos de fútbol que quiera. $6000 millones en total, una cifra nada despreciable.
Bueno, déjeme serle honesto, en realidad el dinero no lo ponemos nosotros, lo pone usted y lo pagará usted con el sudor que resbala por su frente mientras trabaja para poder estar al día con los impuestos. ¿Que no le gusta el fútbol, me dice? Pues no es negociable, tendrá que pagarlo lo mismo tal y como sucede con empresas estatizadas como Aerolíneas Argentinas a quienes religiosamente les damos dinero aunque la usen muy pocas personas. Como verá, una de las ventajas de los sistemas social-demócratas es que todos pagamos nuestra parte, excepto los que no pagan nunca y para quienes ideamos el sistema de moratorias. Lo que esperamos de usted es que, cuando tengamos que hacer un ligero reajuste temporal de impuestos que se añadirá a los actuales incrementos del 400% en luz y gas o el 30% que decidimos poner sobre los artículos tecnológicos, piense en todo el fútbol gratis que ha disfrutado. Y si por algún motivo nos faltase dinero, siempre podemos recuperar algún ahorro que tenemos en forma de dinero transferido de las AFJP al ANSES. Si, ese dinero es suyo también, son los aportes de toda su vida para jubilarse tranquilamente cuando alcance la edad, lo sabemos. Pero cuando usted llegue a tener la edad suficiente, ninguno de quienes sacamos ese dinero estaremos aquí, así que yo no me preocuparía por el momento.
Espere señor, no se ponga violento, que la estatización del fútbol trae ganancias enormes en forma de publicidad y derechos de retransmisión. Es cierto, tampoco serán tantas ganancias, usaremos buena parte de ese espacio de aire para nuestra propia campaña política e introducir en su mente mensajes oficialistas ligeramente subliminales para crear tendencias favorables en las próximas elecciones. De todas formas, el dinero que se gane en forma de publicidad no volverá al estado, nos lo vamos a repartir nosotros. ¿Y a quien no le gusta ver a sus dirigentes políticos contentos y nadando en la abundancia? Piénselo así, si yo soy feliz, entonces existe la posibilidad de que tome alguna buena decisión que lo haga feliz a usted. ¿Y sabe quienes están infelices? Mis compañeros de oficina que manejan barrabravas y generan ingresos a base de coimas mafiosas. Verá, con las vacaciones que hay entre los torneos y esta indecisión respecto de si el fútbol comienza o no, los barrabravas no tienen nada para hacer y no generan billetes ni oportunidades de “negocios”. ¡Imagínese la tristeza de mis compañeros políticos, y recuerde que es mejor verlos felices!
Lo noto muy atento y concentrado, señor. Como si escuchase y le importaran cada una de mis palabras… y eso no me gusta. Parte de mi salario se basa en distraerlo para que mientras usted recrea su vista con camisetas de colores, tribunas tirando papelitos y una esfera que es pateada de aquí hacia allá, nosotros podamos tener libertad de acción total y sin que nadie se percate. Distraerlo no es solo parte de nuestra bondad hacia el fanático del deporte para hacerle los domingos mucho más entretenidos, es también nuestra capa de la invisibilidad que redirige su mirada hacia cosas más sórdidas y de menor importancia, dejándonos así el timón libre de trabas para dirigir este país hacia donde nosotros queremos.
Ahora si sabe la verdad, señor contribuyente, regalarte el fútbol no solo es una forma de ganar votos. Es una forma de quedarnos con el dinero que sabemos va a entrar, robarle su dinero de hoy y el que ahorró para mañana, distraerlo como si fuera un estúpido para hacer lo que nos plazca y poner una vez más en movimiento nuestras pandillas de mafiosos que operan en las sobras de los estadios de fútbol. Ahora si me disculpa me retiro, tengo cosas que hacer mucho más productivas que hablar con usted.
Puff… que calor que hace abajo de la piel de uno de estos peces gordos del gobierno… debe ser el calor de las llamas del infierno, supongo. Ahora vuelvo a mi vida normal, saludos.
2 comentarios:
Bueno Huguito!! no mucho para decir... solamente felicitarte por el mejor post alguna ves publicado, "Jugar a la pelota (de guita)".
Pienso exactamente lo mismo que vos y realmente me da mucha tristesa que poca gente vea asi las cosas!! nos estan torturando el bolsillo literalmente. Hoy discuti con mis amigos de esto y por supuesto gano el fanatismo.. que le vamos a hacer!! te felicito de nuevo, un abrazo!!!!.. Leo Cismondi.
Nene, le dejo el comentario a mi queridísimo amigo Alberdi:
"Existe el simulacro, la imagen, la ficción de la libertad, pero la libertad ficticia es a menudo máscara de la tiranía, es decir, del gobierno ejercido por gobernantes de su propia hechura, que gobiernan sin la intervención del país, a causa de que el país ignora el gobierno de sí mismo.
Así la tiranía no reside realmente en el tirano. La tiranía como la libertad está en el modo de ser del pueblo mismo. La tiranía es la causa, el tirano es el efecto (...).
Esta tiranía, que es la tiranía moderna y democrática, en cuanto emana de una enfermedad del pueblo, difiere de la vieja tiranía de los reyes absolutos en que éstos se pretendían dueños del gobierno por derecho divino mientras que el tirano moderno se guarda bien de pretenderse dueño del gobierno del que abusa. Reconociendo que el gobierno pertenece en propiedad al país, no se lo reconoce sino para desarmarlo mejor de esa razón de reivindicarlo. Él se elige a si mismo, pero cuidando de elegirse por medio del sufragio inconsciente del país, a quien hace sufragar como a un autómata. Si ese gobierno se aplaude y se defiende a si mismo, lo hace por conducto de la prensa popular y de la opinión pública, falsificadas y contrahechas por los mil medios de influjo que le da la posesión del poder. Oprime al país, pero le oprime con el poder del país; y cuando ejerce la tiranía, no la ejerce jamás sino en nombre de la libertad. Esta táctica no es precisamente el resultado de un cálculo doloso; es el resultado natural de la falsa posición en que se encuentra todo el país declarado soberano de si mismo, cuando carece de la inteligencia y costumbre del ejercicio de su soberanía."
Sólo me queda agregar: excelente post!
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