¿Lampiño? Definitivamente no.
¿Loser? Quizás.
¿Lobotomía? Tengo turno para hoy a la tarde.
Pero no me estoy refiriendo a ninguna de las ya mencionadas, la palabra en cuestión es lesbianas, así como lo están leyendo. Me encontraba en uno de los monótonos recorridos de zapping que suelen ocupar el momento de la cena interfiriendo con cualquier posibilidad de diálogo con mi esposa, cuando me topé con el programa de televisión The L Word. Para los que saben de que se trata, dejen que los ilustre con la definición según de Wikipedia: “The L Word es una serie que retrata las vidas de un grupo de lesbianas, bisexuales y trans-género, sus amigos, familia y amantes en la ciudad de Los Ángeles”. Desagradable.
¡Ay Caramba!
Dos características me sorprendieron de esta serie: en primer lugar, la serie tiene escenas de altísimo voltaje erótico entre “lesbianas, bisexuales y trans-género”, algunas realmente muy placenteras a la vista y otras bordeando lo escandaloso; en segundo lugar, que lo pasen por Warner Channel a las 21:00hs. Si mal no recuerdo, en mis épocas de adolescente no había tal tipo de material gráfico a tales horas; de hecho había que esperar que fuera viernes o sábado después de la medianoche para poder ver escenas similares en un canal de pocos escrúpulos como es The Film Zone. Los más memoriosos incluso recordarán las películas de la madrugada que O’Globo nos ofrecía habladas en portugués y constantemente interrumpidas por los avisos publicitarios de las hot-line brasileras “Ligue ja… seis novi, seis novi, cuatru treis sechi…” (se que está mal el portugués, no hace falta que lo aclaren). Eventualmente este tipo de material ha desaparecido y han hecho del arte de mirar una película erótica un ejercicio de pura imaginación por parte del pervertido que, con el control remoto en la mano, se limita a entrecerrar los ojos y tratar de discernir lo que muestra el codificado.
Puede ser una escena muy hot. O un partido de Velez.
O Narda Lepes haciendo un pollo al horno. Es lo que
vos quieras que sea, total no se ve un pomo.
Sin embargo el pervertido ahora puede acomodarse en el sillón y ver como los productores de The L Word le solucionan el asunto mostrándole lesbianas ligeras de ropa y de manos inquietas en un horario que no le quita horas de sueño. Definitivamente, uno de los signos más fuertes de que esto se está yendo totalmente al carajo y ciertos límites de conducta han sido traspasados mucho más allá de lo deseable. ¿Democracia, liberalismo, tolerancia a la diferencia cultural? Nada de eso, esto es algo mucho peor. ¡Esto es fucking Woodstock, nena!
¡No de nuevo, decía!
Gracias por traer el año 1969 de nuevo,
pero sin Hendrix, Santana o Joplin.
Realmente temo que un día de estos Dios se va a despertar, va a ir en pantuflas medio dormido a lavarse la cara y tras observar nuestro diminuto planeta como todas las mañana, se va a decir a si mismo “listo, se terminaron de ir al carajo, los pongo a todos en la misma bolsa y los mando al infierno en masa”. Hasta puedo imaginar a todos los fieles no pecadores pidiendo misericordia por haber sido buenos cristianos.
- ¡Por favor Dios! ¡Si no he pecado, me he portado bien, voy a misa siempre, me merezco ir al cielo!
- Pero como raza son una decepción, se van todos en un solo paquetito el infierno.
- Pero… pero… pero…
- ¡Si realmente te importa tanto, hubieras perfeccionado el viaje en el espacio y te hubieras ido a un planeta habitado por menos cretinos pecadores!
No importa cuan bueno hayas sido. Sacarte ese
moco que tanto te molesta alcanza para garantizarte
una vida en el infierno.
Para cerrar, una profunda reflexión al respecto por parte de los R.E.M.:
It’s the end of the world as we know it
(and I don’t care)
3 comentarios:
La imagen esa nos puso cachondos.
Terrible.
Igual te digo, no sé que es mas escandaloso eso o nenes de 8 años "perreando" en el Bailando Kids de Tinelli...
Se esta llendo todo a la mierda, y encima tenemos que estar para presenciarlo! jajajajajajja
Un beso!
Coincido con Mommy, lo de bailando kids es aun peor. Se fue todo al carajo!
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