I ain’t the worst that you’ve seen
Oh can’t you see what I mean?
Might as well jump. Jump!
Go ahead, jump!
Creo que no somos suficientes o compartimos tantas características comunes como para ser considerados una tribu urbana, sino que más bien somos un conjunto de inadaptados caracterizados por una falta de coordinación motriz-rítmica que nos impide desenvolvernos con soltura en situaciones en donde tal habilidad es no solo solicitada, muchas veces es requisito indispensable y obligatorio contar con ella. No hablo de ninguna habilidad que requiera esfuerzos sobrehumanos como pilotar un avión, dar vueltas con una moto adentro de la jaula de la muerte de un circo o cabalgar arriba de un tiburón: hablo del solo hecho de bailar al ritmo de la música y no parecer un ridículo.
Awesomeness Level
Really Fucking Awesome Dudes
Lo que para la mayoría de los mortales parece relativamente sencillo, natural, divertido y un arma de seducción, para quienes no comprendemos la forma en que el estímulo nervioso reaccionaría favorablemente ante ciertos tipos de ritmos es una actividad complicada, antinatural, estresante y la forma perfecta de hacer que el 50% de las personas del boliche decida ignorarnos y el 50% restante decida señalarnos y reírse descaradamente ante semejante muestra de inutilidad y torpeza. Por eso, quienes no sabemos bailar como Dios manda tenemos que esperar el momento propicio para incorporarnos a la pista de baile, y es aquel en que la música toma tintes menos latinos para caer en la categoría de “música para la joda” o en su defecto el tecno o el electro-pop. Cualquier cosa que nos permita hacer el único movimiento coordinado que podemos llevar a cabo al ritmo de la música: saltar. Y es por ello que seremos conocidos de ahora en más como Los Saltadores.
Saltar es infinitamente más elegante que
hacer el ridículo como este señor
Para los que no me conocen, soy cordobés. Y además de otras características tales como beber Fernet (Branca), hablar con tonada y tener un vocabulario propio diferente al de los porteños/bonaerenses que me identificarían como proveniente de la mencionada provincia y no de otra, se supone que debería bailar cuarteto, y no solo debería hacerlo bien, sino que debería ser el Master Of The Cuarteto. Pero nada más alejado de la realidad, no se como moverme al ritmo de esa música que no comprendo rítmicamente pero que además aborrezco con cuatro de mis cinco sentidos, dejo excluido el sentido del gusto puesto que a pesar de que claramente el cuarteto es música de mal gusto, nunca posé mi lengua sobre un disco del mencionado género.
La última vez que intenté bailar cuarteto, terminé con fracturas múltiples y se cortó la luz en el boliche.
Prometí no hacerlo nunca más.
Por ser justamente Saltadores, permanecemos al borde de la pista bebiendo mientras los ritmos sean demasiado alegres, tropicales o latinos; aunque de cuando en cuando haremos una incursión a la pista de baile para hacer un nuevo y previsiblemente fallido intento. Porque mientras estamos al borde de la pista observamos la dinámica del baile, oh si, y de golpe no nos parece tan difícil si tanta gente lo está haciendo con relativo éxito, conclusión que nos animará a intentarlo una vez más solo para caer en cuenta de que somos inútiles para eso, volver a abrirnos paso en la muchedumbre hasta el borde de la pista y seguir bebiendo mientras observamos la dinámica del asunto. Esto se repetirá hasta que estemos lo suficientemente ebrios como para “bailar” sin que nos importe un comino el pobre espectáculo que estamos dando. Los que permanezcan sobrios se limitarán a saltar cuando la música y la situación se lo permita.
Los dos que tienen la mano levantada son Saltadores, imposible no reconocer a uno de mi misma especie
Pero como todo grupo relativamente nutrido de personas con algo en común, los Saltadores tenemos un espíritu poderoso con nosotros, alguien en quien apoyarnos y que respalda nuestro estilo de vida. Una madrina que nos dirá siempre que no importa nuestra falta de habilidad en el asunto, una musa inspiradora en quien reconfortarnos ante las risotadas, alguien para decirnos que la vida sigue adelante sin problemas a pesar de eso. Por eso, hoy cierro el post con un merecido homenaje a la creadora de The Little Kicks, un estilo de baile tan particular como único: la neurótica, adorable e incomprendida Elaine Benes.
5 comentarios:
Me vino a la cabeza King Africa.
Estoy muy mal, no?
Ahhh, ¿dice "might as well, jump"? Yo siempre escuché "Maxwell, jump". Me cago en David Lee Roth.
Quizás el problema es que los saltadores no encontaron su hábitat. Cualquier sapo se siente incómodo si sale de su pozo. Entonces, los saltadores deberían ir a boliches donde pasan música poguera y casi todos o son saltadores, o se convierten en saltadores.
Saludos.
=)
El colmo del Cordobés! No te puo' creé' que no me sepa bailar un cuartetazo el nero'! :P
De todos modos, su "sugerencia" que, dicho sea de paso, ampliaría la materia "tribus urbanas" .tomá mate Lubertino!- aplica a nivel Nacional.
En este sentido, quedese tranquilo que conozco varios Saltadores "netos" y otros "de ocasión", éstos ultimos seguramente surjan como mutacion genetica extraña de un bailador pasado de copetines en, por ejemplo, alguna culminacion de partuza al sonido del "tutá tutá" Decadente (entre otros).
Muy buena onda este post!
Un beso!
Hola señor!!, bueno en tema de baile soy lo contrario, bailarina profesional. Hay ciertas personas que tienen esa cualidad de sentir enormemente la música en la mente y el corazón, pero que cuando es llevada a la parte física, los pies simplemente no responden.
Pero no hay problema. Se puede aprender, siempre y cuando realmente se ponga empeño. Y no solo para "Ir de levante",
muy buen blog, admito!! Lo sigo leyendo!!
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