Tiene mucho para dar este pais tercermundista, en disciplinas que abarcan todos los ámbitos imaginables. Desde lo artístico, lo musical, lo científico, lo médico, lo deportivo (aquí excluyo a Maradona, no lo considero un representante digno) y obviamente, en lo automovilístico.
Nos alcanza con un puño para contarlos, pero que impresionantes valores en las pistas que hemos tenido. Desde el perfecto y querido Juan Manuel "el Chueco" Fangio, indudable mejor piloto de la historia del automovilismo; pasando por Froilán Gonzales, piloto que le diera a Ferrari su primer triunfo en la historia de la F1; discurriendo por Traverso y la carrera ganada con la Coupé Fuego de TC2000 envuelta en llamas; y finalmente llegando a la cima de la técnica con la creación de esa magnífica Liebre II por parte de Oreste Berta y Heriberto Pronello.
Pero hoy no voy a hablar de ninguno de ellos, ni de tantos otros que dejé en el tintero. Hoy quiero hablar de una familia muy especial, los Gaffoglio. El señor Juan Gaffoglio (ahora oficialmente llamado John Gaffoglio) era chapista y allí por el año 1978 decidió correr suerte en USA junto a su hijo Jorge (hoy George Gaffoglio). Comenzaron su trabajo a lo grande y de la forma que no suele suceder en nuestro país: su primer trabajo fué restaurar Ferraris y Lamborghinis. Impresionados por su trabajo, sus jefes no tuvieron otra alternativa: los dejaron en la calle.
Pero tan bueno era el trabajo de los Gaffoglio que no tuvieron el menor problema en subsistir haciendo lo que sabían en su propio taller. Así, sin las presiones de jefes y con abundante cantidad de trabajo de personalización y restauración de vehículos, fundaron su propia compañía: Metalcrafters. Pilas de trabajo sobre ruedas poblaban el taller, y la compañía creció y creció hasta llamar la atención de las grandes empresas. Metalcrafters estaba en la mira de grandes como Ford, Mazda, Chevrolet, Ferrari, Lamborghini, Lotus... y el objetivo con ellos era uno solo: que produjeran sus prototipos. Pronto el trabajo de estos argentinos estaría dando vueltas por todo el mundo en la forma de concept cars, y su más reciente participación estuvo en el Salón del Automovil de Buenos Aires 2007, el impecable e impresionante Chevrolet Camaro Concept. Una verdadera lástima que el 0% de los asistentes supieran que fué construido a mano por argentinos, aunque no sería la primera ves que la Argentina les hubiera dado la espalda.
Nos alcanza con un puño para contarlos, pero que impresionantes valores en las pistas que hemos tenido. Desde el perfecto y querido Juan Manuel "el Chueco" Fangio, indudable mejor piloto de la historia del automovilismo; pasando por Froilán Gonzales, piloto que le diera a Ferrari su primer triunfo en la historia de la F1; discurriendo por Traverso y la carrera ganada con la Coupé Fuego de TC2000 envuelta en llamas; y finalmente llegando a la cima de la técnica con la creación de esa magnífica Liebre II por parte de Oreste Berta y Heriberto Pronello.
Ya que estamos, la hazaña de Traverso y la Fuego en llamas
Pero hoy no voy a hablar de ninguno de ellos, ni de tantos otros que dejé en el tintero. Hoy quiero hablar de una familia muy especial, los Gaffoglio. El señor Juan Gaffoglio (ahora oficialmente llamado John Gaffoglio) era chapista y allí por el año 1978 decidió correr suerte en USA junto a su hijo Jorge (hoy George Gaffoglio). Comenzaron su trabajo a lo grande y de la forma que no suele suceder en nuestro país: su primer trabajo fué restaurar Ferraris y Lamborghinis. Impresionados por su trabajo, sus jefes no tuvieron otra alternativa: los dejaron en la calle.
Pero tan bueno era el trabajo de los Gaffoglio que no tuvieron el menor problema en subsistir haciendo lo que sabían en su propio taller. Así, sin las presiones de jefes y con abundante cantidad de trabajo de personalización y restauración de vehículos, fundaron su propia compañía: Metalcrafters. Pilas de trabajo sobre ruedas poblaban el taller, y la compañía creció y creció hasta llamar la atención de las grandes empresas. Metalcrafters estaba en la mira de grandes como Ford, Mazda, Chevrolet, Ferrari, Lamborghini, Lotus... y el objetivo con ellos era uno solo: que produjeran sus prototipos. Pronto el trabajo de estos argentinos estaría dando vueltas por todo el mundo en la forma de concept cars, y su más reciente participación estuvo en el Salón del Automovil de Buenos Aires 2007, el impecable e impresionante Chevrolet Camaro Concept. Una verdadera lástima que el 0% de los asistentes supieran que fué construido a mano por argentinos, aunque no sería la primera ves que la Argentina les hubiera dado la espalda.
Hoy, revisando los múltiples blogs y webs que visito a diario (con la ayuda de Google Reader) me topé con una noticia más que interesante en Argentina AutoBlog: Metalcrafters ha comenzado la producción en serie del Foose Coupé.
Mencionar las palabras "Foose Coupé" implica necesariamente explicar que es lo que es... y quién es su creador, Chip Foose. Hijo de San Foose (un genio de los fierros si los hay), Chip no pudo evitar seguir el mismo camino plagado de motores, autos y aroma a fierros calientes. Desde muy temprano inclinó su carrera automotriz hacia el diseño y restauración de vehículos, evolucionando de forma similar a los ya mencionados Gaffoglio. Pero algo en su forma de dibujar y conceptualizar autos lo convirtió en más que un simple mortal y lo transformó en un mito viviente. Probablemente la mayoría lo conozca de programas como OverHaulin' o Rides, pero aquellos que hacemos de los autos nuestra pasión lo conocemos desde bastante antes.
Pocas personas tienen tantos premios como él. Y nadie tiene tantos Riddler Award como él, y este premio que pocos conocen significa una sola cosa: perfección. Los autos que compiten por el Riddler solo deben respetar una condición: ser absolutamente perfectos, porque es el criterio de los jueces. No es cuestión de potencia, no es cuestión de accesorios, no es cuestión de marcas. Es cuestión de que el auto sea perfecto en todo y cada uno de los sentidos observables por el ojo humano. Entiendase, un auto puede ser descalificado simplemente por no tener las juntas de las espirales de los amortiguadores debidamente cromadas. Un ejemplo de Riddler es la obra cumbre de Chip Foose es el Grand Master, un auto que cuando se presentó casi fué inmediatamente descalificado, simplemente nadie podía creer que el motor fuese real y estuviera funcionando, simplemente porque es imposible ver (incluso acostado abajo del auto) ningún tipo de cable, manguera, sistema de alimentación, filtros... es como si flotara... es... perfecto:
Mencionar las palabras "Foose Coupé" implica necesariamente explicar que es lo que es... y quién es su creador, Chip Foose. Hijo de San Foose (un genio de los fierros si los hay), Chip no pudo evitar seguir el mismo camino plagado de motores, autos y aroma a fierros calientes. Desde muy temprano inclinó su carrera automotriz hacia el diseño y restauración de vehículos, evolucionando de forma similar a los ya mencionados Gaffoglio. Pero algo en su forma de dibujar y conceptualizar autos lo convirtió en más que un simple mortal y lo transformó en un mito viviente. Probablemente la mayoría lo conozca de programas como OverHaulin' o Rides, pero aquellos que hacemos de los autos nuestra pasión lo conocemos desde bastante antes.
Pocas personas tienen tantos premios como él. Y nadie tiene tantos Riddler Award como él, y este premio que pocos conocen significa una sola cosa: perfección. Los autos que compiten por el Riddler solo deben respetar una condición: ser absolutamente perfectos, porque es el criterio de los jueces. No es cuestión de potencia, no es cuestión de accesorios, no es cuestión de marcas. Es cuestión de que el auto sea perfecto en todo y cada uno de los sentidos observables por el ojo humano. Entiendase, un auto puede ser descalificado simplemente por no tener las juntas de las espirales de los amortiguadores debidamente cromadas. Un ejemplo de Riddler es la obra cumbre de Chip Foose es el Grand Master, un auto que cuando se presentó casi fué inmediatamente descalificado, simplemente nadie podía creer que el motor fuese real y estuviera funcionando, simplemente porque es imposible ver (incluso acostado abajo del auto) ningún tipo de cable, manguera, sistema de alimentación, filtros... es como si flotara... es... perfecto:
Muchos éxitos más sucedieron a Chip Foose y su equipo de trabajadores de Foose Design, donde todo es artesanal y debe hacerse desde cero. Y uno de los más antiguos sueños de Foose se volvió recientemente una realidad. El Hemisfear (también conocido como Foose Coupé) ha visto la luz del día, y será producido en una serie super-limitada de solo 50 unidades.
Una belleza poco común... radical pero con estilo. Cada una de las piezas es fabricada a mano excepto por el motor que es provisto por un fabricante especializado, pero basado sobre el V8 de 550 caballos del Ford GT. Tan complicado de hacer es esta coupé que se demora 3 meses o más en hacer cada unidad, en parte por el alto grado de especificidad de cada una de sus partes, y en parte porque cada unidad está adaptada a sus usuarios particulares. De más está decir que están todas las unidades vendidas desde el primer día al razonable precio de u$s 295.000.
Ya hablé de los Gaffoglio y sus expertas manos. Ya hablé de Foose y sus perfectas creaciones. Solo falta vincular ambos temas. Tal y como es previsible, los Gaffoglio serán los encargados de fabricar estas 50 unidades del Hemisfear. Estos 2 argentinos serán los responsables de llevar la perfección en vehículos a las calles.
Pasión, ingeniería, buen gusto, todo sobre 4 neumáticos rodando por la carretera. Ejemplos de que si quiere, un Argentino puede hacer las cosas bien.
Más aún... puede hacer cosas perfectas.
1 comentario:
pensar que es un orgullo que sea mi amigo y que me invite a comer a su casa a mi y a mi señora!!!!!!!!!!
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