jueves, 30 de julio de 2009

Sopa de Letras (Psicosopa)

El hombre ha inventado cosas muy curiosas con el correr de los años, pero pocas despiertan más fascinación que el Ab-Shaper o la sopa de letras. Esta última tiene la particularidad de relacionar dos elementos tan abruptamente separados como la alimentación y el aprendizaje del alfabeto. Además, ¿Han visto el tamaño de esas condenadas letritas? Ridículo, totalmente ridículo.

sopa
La Sopa que Sopapea a todas las Sopas y cual Sopapa
de la Sapiencia las Socava hasta el Sopor


Sin embargo, hay que reconocer que aportan cierto grado de festividad y alegría al primer plato de la cena, por lo general consistente en fideos de diferentes y aburridas formas que flotan en caldo de vegetales. En cambio, la presencia de quienes forman el alfabeto genera la emoción de intentar discernir alguna palabra entre el cúmulo de caracteres que, acompañados con algún trozo lo que suponemos es zanahoria en virtud de su color naranja, han quedado seleccionadas por la incursión de la cuchara en el plato hondo. Pero esta misma actividad que en un adulto genera intriga y cierto poder de hipnosis, para un niño puede ser terrible. Espantosamente terrible. Y es la sopa de letras la causante del odio de los niños por la sopa.

Mafalda y la sopa
La Madre-Cam documentando un momento que el
comensal sufre como si de una invasión a Irak se tratase


Sabido es que los niños tienen cierta sensibilidad hacia fenómenos paranormales de diversa índole, lo que los lleva a contar historias de fantasmas o tener amigos invisibles que son mucho más reales de lo que cualquier adulto podría suponer, puesto que invisible no equivale a inexistente. Aprovechándose de esta sensibilidad superior, la sopa se vale de los vocablos que la habitan para transmitir a los niños mensajes aterradores que un adulto ignoraría, puesto que sus ojos están más pendientes de los aumentos que anuncia el informativo que de la disposición de las letritas en la cuchara que se están llevando a la boca. Alimentada por la exposición sensorial del niño, la sopa le muestra en forma de mensajes cortos algunas de las verdades más horribles y espantosas que alguien podría llegar a escuchar de algún brebaje alimenticio. Más que sopa, es un titiritero que juega con tu mente, es… The Master Of The Sopuppets, la sopa que te manipula para que vayas al psicólogo de por vida.

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Obey your master. ¡Master!
Master of Sopuppets, I’m pulling your strings
Twisting your mind and smashing your dreams


El mismo terror capaz de generar una simple sopa de letras, también lo puede generar… otra sopa de letras. Pero ya no hablo del alimento, sino que me refiero al juego didáctico de buscar palabras dentro de una grilla repleta de caracteres. Como buena pariente de Master of Sopuppets, la sopa o grilla de letras también envía mensajes a los niños para reducirlos psicológicamente al nivel de una pelota de moco con ropa; o peor incluso, al nivel de un flogger.

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La sopa de letras nos desmoraliza a fuerza de puras verdades:
Tu mamá te miente, sos feo


No contentos con someternos a este sufrimiento psicopático, nuestros padres además se encargan de amenazarnos con seres terribles que vendrán a raptarnos en caso de que no nos tomemos toda la sopa. Así, el pobre niño se encuentra entre la espada y la pared, sabiendo que de una forma u otra tendrá que sufrir algún tipo de tormento. ¿Me tomo la sopa y descubro alguna verdad horripilante al estilo de “Tu mejor amigo es gay y lo vas a descubrir de la peor forma: soltando el jabón”; o me niego terminantemente a hacerlo invocando la furia de mis padres para luego ser raptado por un señor todo sucio que seguro se aprovechará de mi en la peor de las formas (esto también podría involucrar soltar el jabón)? Este es el preciso momento en que un niño comienza a odiar a sus padres con intensidad y a planificar como arruinarles la vida cuando alcance la adolescencia.

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Inculcar los conceptos de discriminación y separación de clases basada en el poder adquisitivo y el color de la piel: la mejor forma de convencer al nene de que se tome la sopa


Padres de todo el mundo, no insistan más con que nos tomemos la sopa, mirar ese cucharón con elementos alfabéticos flotando da un miedo terrible por las implicancias del mensaje que podría formarse, además de que tiene un sabor horrible. Y si deciden no modificar esta conducta, luego no se asombren si su hijo termina siendo un pendejo cheto, nariz parada, malcriado y medio gay.

(Gracias @mac por la foto de la sopa despegando)

3 comentarios:

Martín Crespi dijo...

Muy bueno, 110% loco, pero 110% real!!!!! fucking viejo de la bolsa!
jajajajaja

Anónimo dijo...

cuando mi papa era chico y no queria tomar la sopa logro hacer enojar taaaaaaaaaanto a mi abuela que le tiro el plato de sopa caliente por la cabeza.. si ya se... una bruja!!! papa odia la sopa. era obvio no?

jaja me da mucha gracia la propaganda de la sopa mama q sopapea a las otras sopas.. la vocecita me gusta...

beso abrazo chauuuu

Diabla Región 4 dijo...

Tienes toda la razón, es por eso que Mafalda fue una profeta. Nunca comprendimos los mensajes ocultos que nos mandaba: la sopa es cosa del demonio!! niños del mundo, uníos!!

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