Hace un tiempo decidí que era hora de renovar mi vieja cámara de fotos digital por una más nueva y más acorde a los tiempos que corren. Estimulado no solo por la mayor resolución de las fotos y tamaño del display sino también por una firme resolución en mi vida de sacar más fotos y generar así más recuerdos tangibles que no queden perdidos entre los laberintos psicodélicos de mi mente, decanté mi elección por un modelo de Sony. Con Smile Shutter.
Smile Shutter, algo totalmente innecesario si
tu trabajo consiste en sacar fotos en velorios
Emocionado ante esta tecnología que saca las fotos más espantosas que vi en mi vida, empecé a sacarle foto a todo lo que esbozara una sonrisa. Descubrí que los gatos no tienen sonrisa y que los perros no tienen glúteos, aunque esta conclusión proviene de otros ámbitos no aplicables a este post. Uno de los sujetos con que estuve dispuesto a experimentar fue mi propio padre, con consecuencias totalmente inesperadas. Simplemente no hubo forma de que la cámara detectase si estaba esbozando una sonrisa, sonriendo, riéndose, riéndose a carcajadas o cualquier demostración de felicidad, sea esta artificial o no, puesto que la cámara detecta solo las sonrisas pero no la felicidad real de quien se encuentra apuntado por el lente.
Como obviamente no le pude sacar ninguna foto,
pongo la tapa de Rubber Soul. Ya verán a que viene.
Me demoré un par de días en darme cuenta de lo que ocurría. No eran problemas de configuración de la cámara, ni de iluminación, ni defectos de fábrica. Era algo mucho más preocupante de lo que podría haber supuesto en un principio: simplemente mi padre no tiene alma. “Pero que barbaridad…” espetarán las señoras recoletas ante semejante conclusión, pero es mucho más obvio de lo que realmente parece. Cualquiera sabe que la risa es el lenguaje del alma, lo dice el gran Pablo Neruda y lo dicen también en el capítulo de The Simpsons “Bart Vende Su Alma”. Esto nos lleva a dos conclusiones inmediatas, siendo la primera que si mi padre no puede reírse en forma convincente es porque no tiene alma; y siendo la segunda mucho más tenebrosa y oscura puesto que estipula que las cámaras Sony en realidad no detectan la risa sino que detectan el alma de las personas.
Conozcan al ingeniero detrás de la tecnología
del Smile Soul Shutter: el Hombre Sin Pantalones
(de La Vaca y el Pollito)
Preocupado ante la alternativa de que mi propio padre fuese un vampiro o un zombie fue como emprendí una cruzada para encontrar en que lugar de la casa había quedado el alma de mi viejo, dado que mi cerebro o mi yugular corrían serio riesgo de ser atacados. Pero en cual de las incontables cajas o rincones estaba apilada vaya uno a saber con que otros objetos de nostalgia, sigue siendo un misterio. Busqué, indagué, revolví, pregunté, consulté… pero de momento solo encontré un montón de fichas viejas.
¿Te acuerdas de Alf? ¡Volvió! ¡En forma de fichas!
2 comentarios:
te volves loco si al que le sacas la foto no tiene labio superior..
¡Los gatos se ríen, cómo que no!
Fíjese que lo hacen cuando entrecierran los ojos. Esa es la demostración física del hecho.
Si no le basta con esa teoría, tengo esta otra que lo comprueba.
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