Pero es muy difícil ver
Si algo controla mi ser
Puedo ver y decir y sentir
Mi mente dormir bajo tu influencia
Creo que ya alguna vez escribí sobre este asunto, y si lo hice realmente no me preocupa demasiado, intentaré abarcar el asunto desde la perspectiva que tengo ahora en la mente. Si además de coincidir en el tema también coincido en la perspectiva es algo que me tiene sin cuidado.
Aquellos que me conocen más allá de la cáscara exterior que presento a la humanidad y que tiene nombre, apellido y número de documento, me refiero a los que me conocen al menos desde un segundo nivel de profundidad en adelante, saben que siempre fui bastante melómano y aficionado a la música. Si esto es algo que ya estaba presente a comienzos de mi adolescencia, se ha ido marcando profundamente en los últimos años. La franca mejoría de mi economía me está permitiendo darme ciertos gustos nuevamente, y los he encarado por un costado distinto al esperable. En plena época del auge de internet, el e-commerce, y la descarga de música masivamente (tanto por medios totalmente legales como aquellos que lo son menos), estoy comprando activamente un montón de discos nuevos y originales, armando permanentemente listas de discos que me gustaría comprar y al mismo tiempo bajando y escuchando pilas de álbums nuevos para ver si realmente valen la pena o no. Y más aún, estoy haciendo presupuestos para sobre principios del año que viene comprar una buena bandeja tocadiscos para poder disfrutar algunas de los pocos ítems en formato LP Vinyl que tengo en mi colección y que planeo seguir acumulando conforme pase el tiempo.
Descubrí que detesto la existencia del mp3 y todo lo que conlleva. Hizo que cualquier pusilánime con conexión a internet y que sepa usar un mouse medianamente bien se jacte de tener discografías enteras en su casa. Discografías grabadas en un DVD virgen, sin tapas, sin el olor a tinta del booklet interno, y probablemente sin haber sido escuchadas su totalidad o siquiera en su principio alguna vez. Sinceramente creo que los reproductores de este tipo de formatos no destruyen a la industria musical en cuestiones económicas, sino en cuestiones conceptuales. Destruye el fanatismo y la obsesión del melómano coleccionista, destruye la creación de mitos musicales, destruye la posibilidad de trascender el tiempo y el espacio y volverse leyendas.
Al margen de cualquier cuestión elitista o puramente personal que pudiese tener en contra de los formatos de compresión, además su calidad de sonido es horrible. Y me cuesta muchísimo entender que haya gente que le cueste entender que el disco de vinilo (en buen estado y en una buena bandeja) tiene un sonido infinitamente mejor en todo sentido. Si el progreso define que “más chico es mejor” tanto por el tamaño del reproductor como del formato en que viene la música, hay algo que la industria pornográfica está entendiendo exactamente al revés. No voy a entrar en detalles técnicos al respecto, pero mi High Density Vinyl de “The Dark Side Of The Moon” suena muchísimo mejor que cualquier mp3, el CD, el SACD o el DVD-Audio.
También he aprovechado para leer más libros por el puro placer de leerlos y no porque me sienta obligado. Después de discurrir entre un par de libros de Saramago y su particularísima forma de escribir, parar a rever clásicos de Bach para preparar algunos conceptos de metafísica y así poder zambullirme de lleno en lo que una persona a quien tengo especial confianza en este tipo de menesteres prometió me va a abrir la cabeza a martillazos: El Manantial de Ayn Rand. Mientras tanto, en mi libretita se siguen acumulando permanentemente discos y libros y películas que quiero experimentar. Es que en cierta forma, la tarea del coleccionista es interminable. A los ojos de Saramago, es imposible:
Personas así, como este don José, se encuentran en todas partes, ocupan el tiempo que creen que les sobra en la vida juntando sellos, monedas, medallas […] lo hacen probablemente por algo que podríamos llamar angustia metafísica, tal vez porque no consiguen soportar la idea del caos como regidor único del universo, por eso, con sus débiles fuerzas y sin ayuda divina, van intentando poner algún orden en el mundo, durante un tiempo lo consiguen, pero solo mientras pueden defender su colección, porque cuando llega el día en que se dispersa, y siempre llega ese día, o por muerte o por fatiga del coleccionista, todo vuelve al principio, todo vuelve a confundirse.
Hace un tiempo… [nosotros] acordamos que lo que
realmente importa es lo que te gusta y no realmente como sos. Libros, discos, películas – estas cosas importan!
Díganme superficial si quieren, es la maldita verdad.
[citado de la película High Fidelity]
4 comentarios:
Man! Buenisimo haber llegado hasta tu espacio, somos dos persona que opinan casi igual.
Desde los 8 años que escucho musica, empece con una caja de mi mama, que contenia charly, sui generis, seru, supertrump, the beatles, peter gabriel, etc
luego segui por mi cuenta, ya en el 2003 teniendo 17 años empece a comprar mes a mes la revista Rolling Stone y a nadar por esas paginas.
En fin, amo el cine, la musica, los libros y los comics
Desde una habitacion en la joven Buenos Aires te dejo un fuerte abrazo
No podria estar mas de acuerdo loco!
Primero, el mp3 sinceramente... suena mal. Salvo q tengas un buen Ipod (marca Apple) y escuches mp3 a 320kbps. Desde que existe internet, todos los ganzos tienen 1898 discografias... Yo a los 13 años juntaba el mango para comprarme cds en parque rivadavia. Comprar un pirata "oficial" o un inedito, no era para cualquiera.
Ahora cualquier gil tiene la cancion que Steven Tyler grabó a loas 14 en una choza y en disco de pasta, porque lo bajo del Ares.
Hace 15 años esperabas semanas y gastabas sueldos en esas cosas. No era para cualquiera.
Muy buena entrada.
Saludos
Que lindo ver que hay muchas más personas cuerdas de las que yo pensaba... ahora ya que estamos pregunto: ¿Que opinan de bajar los .flac de discos que de otra forma sería imposible conseguir (o, en caso de conseguirlos, pagarlos)?
No me importa que la gente se jacte de tener discografías enteras...
Yo bajo si, mucho, me paso horas esuchando musica en radios desconocidas. Sin embargo como usted, compro lo que vale la pena, le tengo el ojo al Ella Fitzgerald Complete Songbook. Ojo, no soy fanatica de los originales, pero hay joyas que quiero conservar!
Bien por usted, sigue el ejemplo de mi padre y su coleccion de alrededor de 4000 CDs originales
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