Tortugas (Que nunca te salvarían la vida)

Todos tuvimos infancia,  y si la tuvimos entonces vimos las Tortugas Ninja, es un hecho científicamente comprobable y que no estoy dispuesto a discutir con gente inferior como ustedes. Como sabemos, estas antropomorfizaciones de tortugas se produjeron al entrar en contacto con material radioactivo, las encontró su maestro Splinter, les enseñó artes marciales, les dio armas y les dio enemigos a quienes combatir. Las Tortugas Ninja Mutantes Adolescentes crecieron así hasta convertirse en héroes de pésima calidad de vida y alimentación, dado que vivir en una alcantarilla y comer pizza no puede ser bueno para la salud de nadie. Pero créanme… podría haberse puesto mucho peor.

Recuérdenlas así, estoy a punto de destruirlas
usando el poder de la mente y la palabra

¿Pero que hubiera sucedido si en lugar de encontrarse a Splinter se hubieran encontrado a… una rata no-mutante no-ninja no-sabia y sin bata que le cubra sus zonas íntimas? Estaríamos hablando hoy de las Tortugas Mutantes No-Ninjas (TMNN de ahora en más), sin un solo ápice de sangre ninja en sus venas y sin ninguna posibilidad de luchar contra el mal.

La infancia de las TMNN. Nótese que discriminan al
de buzo rayado por ser “diferente”.

Así, terminada la infancia y comenzada la adolescencia sus problemas se verían reducidos a los de un joven típico que no lucha contra el villanos, sino que lucha contra cosas más reales como la adicción a la pizza, el rechazo de sus pares o tener que ser criado en una alcantarilla sucia por una maldita rata sin dinero alguno para comprar su dosis diaria en la pizzería de la otra cuadra. Las Tortugas Ninja tan queridas por los niños, serían unos delincuentes juveniles sin educación y que robarían para poder tener dinero y así satisfacer sus necesidades básicas de tortugas. Todas sus habilidades con armas (compradas en el mercado negro) las aprenden a fuerza de pelearse entre ellos mismos por diversión y tratando de imitar lo que sucede en el programa Jackass. Lamentables.

Totalmente ebrias, las TMNN entran por la fuerza a un departamento  y destruyen todo con palos y armas de juguete. Sabiamente, usan un antifaz para que nadie se percate de que son tortugas gigantes.

En plena revolución hormonal, conocen a Abril, la apuesta reportera de un diario que decide cubrir sus historia muy al estilo amarillista que caracteriza a los medios gráficos de poca monta. Ya en las alcantarillas, Abril se ve acosada sexualmente por las cuatro tortugas hasta el borde mismo de la violación que afortunadamente la rata-padre interrumpe al entrar totalmente ebria y amenazando a las tortugas al grito de “acuéstense a dormir o las cago a cintazos”.

Abril corriendo asustada por la calle tras desarrollar un síndrome de persecución alucinatoria culpa de las TMNN

Abril huye despavorida nuevamente a la superficie donde hace las denuncias pertinentes: las TMNN ahora son acusadas de acoso, intento de violación, asalto a mano armada, robar dos departamentos, tener amenazado al chico del delivery de la pizzería para que les de cosas gratis y un sinfín de violaciones más a los códigos civiles. Tan mal están que de hecho se han vuelto una amenaza para la sociedad que deber ser controlada de alguna forma. Son los villanos, y hay que tenerlos a regla.

El cerebro de Asistencia Social le da el legajo de
las TMNN a quien deberá llevarlas por el buen camino. Conozcan a Instructor.

La tarea de Instructor es evitar los desmanes de las TMNN y convertirlas en mutantes útiles a la sociedad, al menos tan útiles como puedan llegar a ser un montón de tortugas sin pulgares opuestos y con caparazones enormes. En cierta forma, Instructor termina siendo el verdadero héroe de la historia.

Las TMNN ya crecidas y reincorporadas a la sociedad

Así que piénsenlo bien antes de poner sus manos en cualquier sujeto o grupo de sujetos que tengan apariencia de superhéroes, podrían estar intentando robarle la billetera.